La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires ha sido distinguida con el Premio a la Mejor orquesta sinfónica local de 2008, otorgado por la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina, y obtuvo dos Premios Konex de Platino como la mejor orquesta argentina de las últimas dos décadas, en 1999 y en 2009.

El maestro mexicano Arturo Diemecke es director musical de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires desde diciembre de 2007. Este año cumplió 21 años como director artístico de la Orquesta Sinfónica de Flint, diez como director artístico de la Sinfónica de Long Beach y asumió como director artístico de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, Colombia. Durante 17 años fue director artístico de la Orquesta Sinfónica Nacional de México y recibió la Medalla de Oro del Instituto Nacional de Bellas Artes de México por su trayectoria artística. Fue galardonado en 2010 con el Grand Prix de l'Académie du Disque Lyrique, Francia.

El Concierto otoñal, para marimba, de Arturo Diemecke está basado en su Concierto a Celedonio -que compuso en 2004 para el guitarrista Pepe Romero, en memoria de su padre Celedonio Romero-. El marimbista Saúl Medina le encargó una adaptación para su instrumento. Para adecuarlo a la sonoridad de la marimba y acentuar el cambio de color instrumental, Diemecke modificó aspectos de la orquestación: cambió radicalmente la forma de tocar de los instrumentos de cuerda y añadió instrumentos de viento de madera, corno y trompeta. Consta de tres movimientos, el primero y tercero de estilo minimalista, y el segundo, Una evocación otoñal, tiene ritmo de habanera.

Nacido en México en 1985, Saúl Medina realizó estudios musicales en su país, Estados Unidos, Italia, Polonia, República Checa y Brasil. Se presentó como solista con las orquestas Sinfónica de Flint (Michigan) y Sinfónica de Long Beach (California); las brasileñas Sinfónica Petrobras y Académica de Campos do Jordão; Filarmónica de Bogotá (Colombia); Filarmónica Bohuslav Martinů (República Checa) y entre otras orquestas mejicanas, con la Sinfónica Nacional. Tuvo a su cargo el estreno y grabación de conciertos para marimba y de obras contemporáneas.

Gustav Mahler bosquejó la Sinfonía Nº 1 en 1885 y la terminó el 29 de marzo de 1888. La retocó a fines de ese año, iniciando una historia de sucesivos cambios y nuevas versiones que se prolongaron hasta 1907. Si bien luego eliminó el título, a una de esas versiones la llamó “Titán”, debido a su admiración por la novela de Jean Paul Richter, por cuya exuberancia emocional, ilimitada fantasía y grotesco humor sentía afinidad, y que volcó en el lenguaje musical de la sinfonía. Es una obra madura, una gran recopilación de temas propios.