Foto: Lukas Isaac / Terra Perú
 
Así lo hizo, pues, con un concierto que duró más de dos horas y tuvo su inicio poco antes de las nueve de la noche, al ritmo de los compases de la obertura de “Nabucco”,  compuesta por Giuseppe Verdi e interpretada por la orquesta de los jóvenes de “Sinfonía por el Perú”, dirigidos por el maestro Espartaco Lavalle.
 
Hasta ese momento, los teléfonos celulares aún pululaban y las personas que ingresaban apuraban su paso, al ritmo del potente staccato de los violines, rumbo a sus lugares. Inmediatamente terminada la obertura, ingresó, entre vítores y aplausos, Juan Diego Flórez.
 
Tras una sentida reverencia, el silencio dejó el paso libre para la primera pieza del tenor, nuevamente de Verdi: “La Traviata”. Singular tema que, entre su sentida y característica melodía, dejó entrever el potente y emotivo sello vocal de Flórez con su estruendoso final. Luego, vendría otro tema instrumental de parte de la orquesta: “La boda de Luis Alonso”, zarzuela compuesta por Gerónimo Giménez.
 
Terminado el tema, Juan Diego volvió al escenario, ahora con dos temas en español, “Amapola” de J. M. Lacalle y “Granada” de A. Lara. Ambas melodías españolas, sazonadas con trompetas taurinas y castañuelas, fueron, quizá por ser las primeras en idioma local, coreadas. Luego, el director Lavalle ordenó la pieza instrumental “Oboe de Gabriel”, compuesta por Ennio Morricone y donde una de las maderas más singulares de la orquesta, el oboe, tomó la batuta y emocionó a la audiencia.
 
 
 
“Juan Diego es uno de los más grandes del mundo”
 
Lo siguiente sería uno de los momentos esperados de la velada. Y es que Marco Zunino hizo su aparición, presentado por Juan Diego Flórez, y, primero él solo junto a un coro de mujeres, interpretó el tema “All I Care About Is Love” del musical que protagonizó en Broadway, “Chicago”. Este sería el preámbulo de dos temas a dúo al lado del tenor: “Volare” de D. Modugno, que arrancaría palmas armoniosas del respetable, y “New York, New York” de Fred Ebb y John Kander, quien, según Zunino, es un admirador de Juan Diego Flórez, al punto de haber hecho un arreglo especial para esa noche. De lujo.
 
“Para mí es un placer estar al lado de uno de los más grandes del mundo”, alcanzó a decir Marco luego de reverenciar a Juan Diego y recibir, ahora ambos, la ovación de pie de la audiencia. Luego, nuevamente con el bel cantista solo en el escenario, vinieron los temas de origen germánico “Unter Donner and Blitz”, compuesto por John Strauss, y “El país de las sonrisas” de Franz Lehár.
 
Uno de los ratos más curiosos fue cuando, al momento de interpretar la pieza “Be my love” de N. Brodzsky, falló uno de los monitores que recuerdan la letra a Juan Diego. “Vamos a volver a iniciar la canción. Les aseguro que esto no saldrá en el DVD”, bromeó Flórez en lo que sería una de sus primeras intervenciones con el público. A pesar del traspié técnico, la interpretación tocó y la ovación fue enorme al término del tema.
 
Un viaje a la serranía del Perú sería lo siguiente, de la mano de un “Popurrí de Huaynos” que incluían “Ojos Azules” y el tradicional “Valicha”, que fue cantado en quechua por Juan Diego, dejando así perplejo, voraz y de pie en su entereza al respetable. Continuó una marinera tocada por la orquesta y, luego, un “Popurrí de Valses” entonados por Flórez: “Ódiame” de O. López y “Regresa” de A. Polo Campos, ambos acompasados por las palmas del público, que ahora no podía dejar de cantar.
 
Y para no dejar la jarana, siguió “Bouquet” de Felipe Pinglo, “Embrujo” de L. Nuñez y “Viva el Perú y sereno” de Alicia Maguiña –quien asistió al concierto, dicho sea de paso. La orquesta siguió sola con la versión instrumental del festejo “Préndeme la vela” para luego, al regreso de Juan Diego, interpretar un arreglo propio del tenor: “La Flor de la Canela”. Uno de los momentos en que, el que menos, sacó celular o cámara para guardar la voz de Flórez, imponente y llena de lisura.
 
Luego, Juan Diego regresaría al Mediterráneo nuevamente de la mano de Verdi con “La Dona è Mobile” y “O Sole Mio” de E. Di Capua. Ambas clásicas arias de la ópera italiana que volvieron a arrancar aplausos. Al terminar estas piezas, Flórez agradeció al público y a la orquesta de “Sinfonía por el Perú”, que contó esa noche con talentosos niños de hasta 11 años. “Estos jóvenes son un orgullo para el Perú”, afirmó Juan Diego. Hasta aquí, ya era una noche perfecta.
 
La noche, sin embargo, continuó con otro “Popurrí latinoamericano”, que incluyó temas como “La Barca”, “Se me olvidó otra vez”, “¡Ay Jalisco no te rajes!” y “Alma llanera”. Todas entusiasmaron a la audiencia con su melodía alegre y, en el caso de las dos últimas, aventurera.
 
Finalmente, y ante el estrepitoso aplauso del público, Juan Diego optó por repetir el “Popurrí de Huaynos”, a lo que el público, de pie en su entereza, ovacionó y despidió al tenor y a la orquesta. Así, salió del escenario Juan Diego, con la segura promesa de volver en no mucho tiempo.

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