Comenzó estudiar el piano a los 5 años de edad con su propio padre. Este era de origen francés y tiempo tras había estudiado con Raoul Pugno. Con 9 años debuta frente al público en la ciudad de San Pablo. Pero debido a problemas de salud de su padre, deciden trasladarse a Francia, específicamente a París. Esta circunstancia, además de su gran talento, hizo que siguiera sus estudios pianísticos ingresando en el Conservatorio Nacional, en donde se pone bajo la orientación de Antonin Marmontel. Magdalena tenía en ese momento 13 años de edad. Un año más tarde obtiene un 1er. Premio y luego pasa a estudiar con Alfred Cortot, el que sería, según ella, el “gran maestro de toda su vida”.

El eminente compositor Gabriel Fauré ya la había observado con suma atención y la llamó como “la petite brésilienne”. Precisamente Magdalena hizo algunas giras por el interior de Francia, tocando en varias localidades e interpretando distintas composiciones de este compositor. Con el paso del tiempo desarrolló una gran amistad con cada uno de los integrantes del famoso trío Casal – Thibaut – Cortot, obviamente a instancias de este último, su maestro. También hizo música de cámara con el violinista Jules Boucherit y aún con el famoso rumano Georges Enesco. Magdalena Tagliaferro se movió con mucho éxito dentro de la alta sociedad musical francesa, Ravel, D´Indy, Poulenc, Darius Milhaud e inclusive el compositor Reynaldo Hahn, el cual le dedicó su Concerto pour piano et orchestra que ella registró en disco de 78 revoluciones a principios de los años treinta. Antes de la Revolución Española dio numerosos conciertos en la nación ibérica, haciéndose amigo de los compositores españoles. Fue la primer pianista en grabar a Monpou, mediante el cual ganó su Gran “Prix du Disque”. También grabó con enorme éxito la famosa Ballade pour piano et orchestra de su viejo amigo Gabriel Fauré.

En el año 1940 el gobierno de Francia la envía a los Estados Unidos para hacer proselitismo a favor de la música francesa. Pero la mayor parte del tiempo que transcurrió la II Guerra Mundial la pasó en cu país de origen, Brasil, en donde se dedicó a dar innumerable cantidad de conciertos. El aporte musical de esta pianista fue tan grande que el público habló de “la revolución Tagliaferro”. Según sus propias palabras, conoció a Prokofiev, el cual le dio una copia de su famoso Concierto para piano y orquesta Nº 3.  Durante su larga estadía en Brasíl creó la “Escuela Tagliaferro” en la cual se formó una nueva gran generación de pianistas tales como  Nellie Braga, Lina Pires de Campos, Edda Fiore, Maria Eliza Figueiredo, Zulmira Elias, Georgette Pereira, Menininha Lobo, Helena Plaut, Flavio Varani, Cristina Ortiz, Caio Pagano, Daisy de Luca, Eudóxia de Barros, Isabel Mourão; desde otros países, Pnina Salzman, James Tocco, Daniel Varsano y varios más. Estos pianistas desarrollaron la llamada técnica Tagliaferro, la cual consistía en la aplicación de lo que había elaborado en su momento su maestro Cortot: gran relajación muscular y en la cual los codos desempeñaban un importante papel. En 1949 vuelve a Francia en donde dicta una serie de cursos y nuevamente viaja a los Estados Unidos en donde actúa con tal suceso, que se le compara a los éxitos obtenidos por Vladimir Horowitz.

Todos aquellos que hemos visto tocar en vivo a esta gran pianista franco – brasileña, hemos podido apreciar su enorme carisma, su gran personalidad: técnica brillante, pasión, claridad conceptual, pero también gran respeto o fidelidad a la partitura. Podemos destacar que Magdalena Tagliaferro se constituyó en un verdadero hito en el desarrollo del mundo pianístico del Brasil. Su compatriota Heitor Villa Lobos le dedicó varias obras pianísticas.

“Magda” Tagliaferro falleció en Río de Janeiro en 1986 a la edad de 93 años.

Jorge Hegedus