Annie Fischer nació en Hungría, Budapest el 5 de julio de 1914. Desde temprana edad comenzó su orientación pianística bajo Ernest von Dohnányi y Arnold Székely. Fue una ejecutante talentosa debido a que ya a los ocho años de edad era conocida en Hungría. En 1933 gana el 1er. Premio en el concurso internacional “Franz Liszt”. Debido a que era judía, tuvo que huir a Suecia durante la II Guerra Mundial. Una vez finalizada la misma retorna a su país de origen. En 1965 es nombrada docente honoraria de la Academia Musical de Budapest. Un aspecto muy importante de su carrera es que dentro de su amplia discografía, está nada menos que la versión integral de las 32 sonatas de Beethoven, siendo una de las pocas pianistas del sexo femenino que ha encarado dicha tarea. Este cometido le llevó nada menos que 17 años, finalizando la misma en 1977. Sin embargo, hasta quizás por un espíritu exagerado de autocrítica, no permitió que estos registros fueran lanzados al mercado comercial durante su vida.

El célebre pianista  Sviatoslav Richter escibió sobre ella: “Annie Fischer es una gran artista, con un espíritu de grandeza y genuina profundidad en sus interpretaciones”. También fue muy admirada por el célebre director de orquesta Otto Klemperer. En el año 1959 grabó varias obras junto al director Wolfgang Sawalisch. Esta artista “magyar” tenía gran personalidad en su ejecución, elevados valores interpretativos y una técnica colosal; nos recuerda en cierta forma a la pianista argentina Martha Argerich.

Actualmente, y de manera inexplicable, existen pocas grabaciones discográficas en el mercado musical.  En los escasos registros que están a  nuestra disposición se evidencia no solamente su gran virtuosismo sino también el sentido romántico de sus ejecuciones. Estas obras fueron registradas mayormente en conciertos en vivo. Obviamente sus interpretaciones están centradas en los románticos, pues además de Mozart y Beethoven, también están Schubert, Chopin, Liszt, Brahms, Schumann como también  los compositores húngaros más contemporáneos: Bartok, Kodály y el que fuera su maestro Dohnányi. Su esposo fue un famoso crítico musical húngaro, Aladár Toth.

Fischer tocó prácticamente en la mayoría de las salas prestigiosas de Europa,  como también en Canadá, Japón, China,  Australia y los Estados Unidos en donde es muy recordada por su aparición nada menos que en el Carnegie Hall (1982). También se la escuchó en famosos festivales musicales como los realizados en Edimburgo (Escocia), Holanda y Praga. Además obtuvo nada menos que tres veces el máximo galardón “Kossuth” de su nación por su relevancia en el campo artístico.

Annie Fisher falleció el 15 de abril de 1995. En esos momentos contaba con 80 años de edad. Sus restos descansan junto al de su marido, el cual había fallecido en 1968.

Por Jorge de Hegedüs