Los grandes del jazz Ella Fitzgerald, Benny Goodman y Dizzie Gillespie se peleaban por tenerlo como acompañante y como director clásico en St. Louis subió a los podios más destacados del mundo. La revista “Vanity Fair” calificó a Previn como “el más completo músico de ‘crossover’ del siglo XX”, una especie de segundo Leonard Bernstein.

Pero no a todo el mundo le gustó la mezcla entre neoclasicismo y música de entretenimiento de Previn. Sus obras de hecho desagradaban al público estadounidense que suele asistir a los conciertos clásicos.

La conexión con esta audiencia la logró finalmente el músico, nacido en Berlín y estadounidense por elección, gracias a su unión matrimonial y laboral con la sensual violinista Anne Sophie Mutter.

Previn se casó por quinta vez en agosto de 2002 con la artista y desde entonces compone en gran medida para ella y se presenta con ella en los conciertos. Por primera vez, Previn aparece ahora también en las listas de música clásica más vendida.

André George Previn nació como Andreas Ludwig Priwin un 6 de abril de 1929 en Berlín. Su padre era un profesor de música francés y la familia, de religión judía, emigró en 1939 a Estados Unidos, cuando Previn tenía diez años.

Previn tiene un oído absoluto. Estudió música en California, se hizo conocido como pianista y comenzó a hacer carrera en Hollywood gracias a un contacto. Escribió y produjo la música para 50 películas, pero luego hizo un giro radical y fue nombrado en 1968 al frente de la London Symphony Orchestra.

En 1970 generó mucha controversia su boda con Mia Farrow, 16 años más joven que él, con la que tiene tres hijos propios y cuatro adoptados. En 1979 se separaron y su hija adoptiva Soon-Yi Previn, de origen coreano, se casó más tarde con el realizador Woody Allen, que era pareja de Farrow y por lo cual se produjo un recordado escándalo.

Previn es famoso por su enorme energía y sus excelentes cualidades para entretener encima del escenario y en shows televisivos como los de la emisora británica BBC.

Se le reconoce sin embargo también haber sido el primero en descubrir y apreciar en su correcta medida las obras sinfónicas de Rachmaninov y Shostakovich. Sus interpretaciones de Ravel, Chaikovski, Elgar y Berlioz le valieron numerosos elogios.

En San Francisco fue estrenada su primera ópera en 1998, basada en el clásico de Tennessee Williams “Un tranvía llamado deseo”. Junto con Tom Stoppard, galardonado por un Oscar por el guión de “Shakespeare in Love”, escribió el musical “Every Good Boy Deserves Favors”, que trata de un paciente de un manicomio soviético que se cree un director de música.