En 1939 pidió el ingreso al Partido Nazi, hecho que justificó años después con el argumento de que era "similar a afiliarse a un sindicato" para impulsar su carrera de cantante.

Actuó con los directores más célebres de la época, como Wilhelm Furtwaengler, Otto Klemperer, Vittorio de Sabata y Hebert von Karajan, siendo una "diva assoluta".

"Tal vez nunca habrá una concertista como ella", escribió Andre Tubeuf, un influyente crítico musical y uno de sus muchos devotos.

Schwarzkopf nació el 9 de diciembre de 1915 en Jarotschin, una población del este de Alemania que pasó a Polonia al modificarse las fronteras tras la Primera Guerra Mundial. Su familia se trasladó a Berlín, donde estudió y se recibió con honores de la Hochschule fuer Musik, hoy parte de la Universidad de las Artes.

Una evaluación errónea de su primer maestro de canto, quien creyó que era una contralto, casi frustró sus ambiciones, recordaría Schwarzkopf años después. Su madre advirtió el problema y le hizo cambiar de maestro.

Cantó por primera vez en el coro para una grabación de "La flauta mágica" de Mozart realizada en 1937 bajo la batuta de Sir Thomas Beecham. Un año después, debutó en la Opera Municipal de Berlín como una de las doncellas-flores en "Parsifal", de Wagner. Dos años después, ya actuaba en papeles destacados como el de Zerbinetta en "Ariadna en Naxos", de Strauss.

La tuberculosis la obligó a hacer reposo por un año, cuando acababa de ingresar a la Opera del Estado de Viena. Cuando volvió, en 1944, pudo cantar durante unas semanas hasta que los ataques aéreos aliados obligaron a cerrar los teatros.

En los primeros días de posguerra, se ganó la vida con funciones para los soldados estadounidenses en Europa. Pero cuando reabrieron los teatros europeos, su fama se extendió rápidamente tras sus actuaciones en Vienza, Salzburgo, Bayreuth y Milán.

Debutó en Estados Unidos en 1953, después de su casamiento con Walter Legge, directivo de una grabadora discográfica inglesa y fundador de la Orquesta Philharmonia. El éxito fue fenomenal.

Recibió muchos premios y honores en su carrera, incluidos el "Orfeo" de oro en 1955, de manos de Arturo Toscanini; el premio Edison 1961 por la difusión del disco y el de la televisión de Venecia en 1967 como la mejor soprano de Europa.

Su última actuación en la ópera fue en "El caballero de la rosa" en Bruselas. Continuó ofreciendo recitales de lieder hasta 1979. Después de su retiro brindó clases magistrales en Nueva York, Salzburgo, Stuttgart y Zurich, donde murió su esposo en 1979.

Schwarzkopf, murió el 03 de setiembre de 2006 en su hogar en Austria. Tenía 90 años.