Clásica y Ópera | Compositores

Emmerich (Imre) Kálmán
Por Jorge de Hegedüs - Si uno escucha el vocablo musical de “opereta”, enseguida lo asocia a compositores de la talla de Jacques Offenbach (1819 – 1880), Johann Strauss (h), (1825 - 1899) o Franz Lehár (1870 – 1948). Todos estos artistas siguen vigentes a través de este enfoque musical tan original, verdaderamente satírico, animado, el cual se caracteriza por poseer una mezcla de canciones, diálogos y hasta bailes.
En efecto, Offenbach, gran impulsor de este estilo musical, compuso nada menos que 97 operetas, entre las cuales “Orfeo en los Infiernos” , fue la que más lo popularizó, como también “La bella Helena” y la “Vida Parisina”, mientras que Strauss (h) con su “Murciélago” logró una gran popularidad. El húngaro Lehár, por su parte, hizo un verdadero impacto con “La Viuda Alegre” y el “Conde de Luxemburgo”. Pero en este caso se quiere hacer referencia a un compatriota de este último, se trata de Emmerich (Imre = Américo) Kálmán.
Este compositor nació el 24 de octubre de 1882 -en realidad con el nombre de Imre Koppstein- en la ciudad de Siófok, la cual está ubicada cerca del famoso balneario Balaton, que es un hermoso lago situado al oeste de Hungría. Emmerich Kálmán vino al mundo dentro de una familia judía de buena posición económica.
Desde muy pequeño se evidenció en él un con gran talento para la música, específicamente para el piano. Por esta causa, dio su primera audición ante el público a los cinco años de edad. Esto le prometía una gran carrera como concertista. Pero aquí hay que destacar que desde temprana edad, el niño Emmerich también sentía gran pasión por el teatro. Por esta causa, pasaba largas horas correteando y observando a los actores en ese lugar, aprovechando que había uno situado justo al lado de su hogar.
Gran influencia ejerció también en este pequeño la visita que tuvo en su casa por parte del director del coro de la Orquesta Filarmónica de Budapest: Liedl Ferenc (1856-1900). Éste era también un eximio violinista, el cual ejecutó algunas obras delante de la familia Kálmán; pero el que verdaderamente quedó impactado fue el niño Emmerich, el cual recordó a este artista durante el resto de su vida.
Emmerich realizó sus estudios en la escuela primaria israelita de su ciudad natal. Debido a que era de muy buen nivel, muchos padres pertenecientes a las religiones de la cristiandad también enviaban a sus hijos a esta casa de estudios. En esta escuela primaria fue compañerito de clase de alguien que en el futuro llegó a ser un psiquiatra de fama mundial: Révész Géza (1878 – 1955). Específicamente en el arte musical, el piano, tuvo a Antal Remcsák como su primer maestro mientras concurría en la primeros grados de la escuela primaria. Pero un serio quiebre económico obligó a la familia Kálmán (Koppstein) emigrar a Budapest, en donde tuvieron que separarse todos los hijos entre distintos parientes.
Para cuando Emmerich tuvo 14 años, se afianzó en él el gran deseo, ya definitivo, de ser músico, especialmente pianista y compositor. Pero como no tenían piano, una de sus tías le permitió ejercitarse en su casa. Según se cuenta, este jovencito tocaba constantemente a Schumann y Chopin. A ello hay que agregar que Emmerich finalmente terminó su bachillerato en el Gymnasium perteneciente a la confesión religiosa luterana.
A los 15 años de edad fue cuando se presentó formalmente ante el público como concertista. En este evento hasta estuvo presente la prensa escrita. El éxito llegó a ser notable, de tal magnitud, que un antiguo alumno de Franz Liszt, que estuvo presente, cuando terminó el concierto abrazó muy emocionado y hasta con lágrimas en los ojos al jovencito Emmerich. Se trató de Ábrány Kornel (1822 - 1903).
Pero a la temprana edad de los 18 años ocurrió una verdadera tragedia; se evidenció en él un mal irreparable, algo desalentador: artritis. Los médicos trataron por todos los medios de aliviar este mal, pero todo resultó finalmente en un fracaso. Los dolores en sus manos y brazos llegaron a ser insoportables. Obviamente esto lo alejó definitivamente del instrumento del teclado, y por esta causa decidió dedicarse a la composición. Es de hacer notar que sus padres no querían que su talentoso hijo se dedicara solamente a la música, puesto que no confiaban en que esto alcanzaría para que éste tuviera un digno futuro económico. Por este motivo lo motivaron para que hiciera la carrera de abogado. Emmerich aceptó esta proposición de sus padres y por tal motivo se inscribió en la Facultad de Derecho de Budapest. En la misma estuvo estudiando durante ocho semestres, rindiendo con éxito todos los exámenes, aunque se doctoró un poco más adelante. De todas formas, su vida se apegó completamente al arte de los sonidos. Durante sus estudios de derecho también concurría a la Academia Nacional de Música. Pero el escaso estipendio que recibía de sus padres apenas si le alcanzaba para pagar sus estudios musicales. Por este motivo también se convirtió en periodista cultural en un periódico, haciendo críticas sobre obras musicales, teatro, publicaciones literarias, etc. A partir del momento de convertirse en abogado entró a trabajar en un “buffet” para ganarse algunos “pengösz” (moneda húngara en ese entonces). Sin embargo, en su propia oficina, en vez de dedicarse a manejar los expedientes que correspondían a su profesión, utilizaba ese tiempo para componer. Entre otro de sus trabajos, musicalizó una serie de versos del escritor alemán Ludwig Jacobowski (1868- 1900) a quien conoció durante una estadía que tuvo en Berlín en 1901. También compuso una serie de composiciones para piano que finalmente las dio a conocer en una obra orquestal llamada “Saturnalia”. El 29 de febrero de 1904 se presentó su 1ra. Sinfonía en la Ópera de Budapest. Ello ocurrió dentro del marco de una especie de examen final de los egresados de dicha casa de estudios musicales. De todas formas, esta fue la única vez que se presentó esta obra. Sin embargo, el joven Emmerich quedó sumamente conforme por lo logrado y expresó que la ejecución de su sinfonía constituyó la “piedra de toque” para el inicio de su carrera como compositor: ¡no más abogacía!
En este mismo año de la presentación de dicha obra, Kálmán viajó a Alemania, específicamente a Bayreut y también a Munich, en donde recibió el gran impacto de escuchar dos óperas de Wagner. Las mismas fueron dirigidas por otro compatriota suyo, Artur Nikisch (1855 – 1922). El joven Kálmán se presentó ante este gran maestro húngaro, y surgió de inmediato una muy buena amistad entre ambos. En 1905 ganó el concurso “Robert Volkmann”, lo que le permitió obtener una beca de estudios en la ciudad d Berlín.
Poco a poco Kálmán comenzó a componer distintas canciones, las cuales eran muy sentidas y sentimentales, después de las cuales también empezaron aparecer sus operetas. La primera de las mismas se tituló “Tatárjárás” también conocida en inglés como“The Gay Hussars”, mientras que en alemán “Ein Herbsmanöver”. Esta presentación tuvo lugar en un teatro de Budapest el 22 de febrero de 1908. El éxito de esta presentación fue enorme, de tal forma, que luego de finalizada la representación el prolongado y vivo aplauso del público obligó salir repetidas veces a Kálmán al escenario. Por supuesto como dicha opereta fue presentada en húngaro, este compositor, y debido a los distintos pedidos, no se opuso a que se tradujera al hermoso y poético idioma alemán, el cual estuvo a cargo de Robert Bodansky. A continuación, y con el título de “The Gay Hussar”, esta operreta fue presentada en Berlín, Hamburgo, Kopenhage, Londres y bajo la dirección del propio autor.
Por supuesto que Kálmán no se durmió en los laureles y ya vino su segunda opereta. Esta fue presentada en Budapest con el título de“Der gute Kamerad”. Ello ocurrió el 10 de octubre de 1911. El éxito fue nuevamente sumamente positivo y con excelentes críticas. Emmerich Kálmán ya había “cruzado la puerta grande”, con gran reconocimiento no solo en su país de origen, sino también en el plano internacional, llegando su fama inclusive a los Estados Unidos. En total compuso 19 operetas, todas ellas muy escuchadas en su época. En orden de aparición se destacan “S a r i” (1912), “Miss Primavera” (1915), y muchas más, entre las que se destaca “Hollandi menyecske” (La mujercita holandesa), la cual fue estrenada con gran éxito el 31 de enero de 1921 en el teatro "Johann Strauss” de la ciudad de Viena. Inclusive Kálmán no pudo rechazar la gran atracción que sintió por los Estados Unidos, específicamente por Broadway. Ahí compuso melodías con letra de Oscar Hammesrstein II (1927), e inclusive hasta se pudo escuchar la “síncopa” del jazz en un opereta “La Duquesa de Chicago” (1928). En 1931, específicamente para el cine, compuso la opereta “Ronny”. La popularidad de Kálmán llegó a ser muy grande en los Estados unidos, y de forma similar a la de su compatriota Lehár en Europa.
Aquí hay que destacar algo sumamente llamativo. Sabemos que Adolf Hitler admiraba a compositores como Wagner y Beethoven, como también sabemos de su aversión hacia la raza judía. Pero llamativamente le gustaba mucho las operetas de Emmerich Kálmán. Por eta causa, cuando este compositor estuvo en Austria a mediados de los años treinta del siglo pasado, le propuso convertirlo en “ario honoris causa” (¡!) y que no tendría problema alguno en radicarse definitivamente sea en Alemania o Austria. Por supuesto que este compositor no quiso tener vinculación alguna con el Nacionalsocialismo, rechazo la propuesta del dictador austriaco y se radicó temporalmente en los Estados Unidos. En esta nación conoció a Louis B. Mayer (1884 - 1967) quien era la máxima autoridad de la MGM. Pero Kálmán con anticipación ya le había concedido los derechos para pasar al celuloide aglunas de sus operetas. A partir de ese momento la música de este compositor estuvo ern el “index” de los que no se podían ejecutar en Alemania y Austria, de la misma forma que Felix Mendelssohn, Gustav Mahler, Alban Berg y otros. En los Estados Unidos tuvo también el privilegio de entablar buenas relaciones con personalidades de la talla de Bartók Béla, el cantante Richard Tauber, su compatriota Eugene (Jenő) Ormándy — el cual ya estaba al frente de la Orquesta Sinfónica de Filadelfia — y el ya mencionado Oscar Hammerstein.
En el país del norte compone la opereta “Arizona Lady” basada en hechos del lejano oeste, es decir, se trata de una operete relacionada con vaqueros, la cual fue estrenada en Berna en 1954, después del fallecimiento del autor.
De todas formas, la "La Princesa Csárdás” , con libreto de Bela Jembach y Leo Stein, la cual fue presentada por primera vez en el teatro Johan Strauss de Viena el 13 de noviembre de 1915 y “La princesa gitana” (1924) se llevan todos los laureles hasta los días actuales. En el caso de la primera opereta mencionada se destacan notablemente distintos pasajes verdaderamente maravillosos, con hermosas y pegadizas melodías las cuales constituyen el caballito de batalla para grandes cantantes.
Las operetas de Kálmán se han podido escuchar en el idioma húngaro, alemán e inglés. Después de fianlizada la II Guerra Mundial, este gran compositor retornó a Europa, específicamente a París en donde falleció el 30 de octubre de 1953. Sus restos fueron trasladados luego a la ciudad que tanto amó, es decir, Viena, en donde reposan en la actualidad.
Jorge de Hegedüs
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